CABALLOS
Crónica del Campeonato Americano en Colombia
Por: Vania Diez Canseco (5C #15)
Llegamos a Bogotá, capital de Colombia el martes seis de octubre del 2009. Fuimos directamente al club Bacatá para que pueda trabajar el caballo y darle un par de saltos, ya que al día siguiente era la prueba de ambientación. Por la noche llegamos a la casa de Jorge Ramos, amigo cercano de mi padre que nos alojó en su departamento. Disfrutamos de un sabroso lomo saltado y nos acostamos temprano para descansar y recuperarnos del trajín del viaje. Al día siguiente fue mi prueba de ambientación con una altura máxima de 1.30. Eran ocho saltos, incluyendo la fosa, que se podían ejecutar de manera opcional por un periodo de noventa minutos. En general hice un buen recorrido, solamente derribé una valla y el caballo quedó listo para el campeonato. Al día siguiente, jueves 7 de octubre, empezó el Campeonato Internacional Juvenil con una altura máxima de 1.35. El mismo día se realizó el desfile de inauguración con las delegaciones de los diversos países. Participaron Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Chile y Brasil. Luego empezó la prueba donde boté dos obstáculos, pero con un buen performance. El siguiente día, viernes 8 de octubre, era la prueba de dos recorridos igualmente armados. Este recorrido contemplaba una altura máxima de 1.40. Era la primera vez que yo saltaba una prueba a esta altura con mi caballo ya que en Lima yo solía saltar a una altura máxima de 1.25. Además el armador era nada más y nada menos que Mauricio Guevara, un importante personaje representante de numerosos torneos FEI que incluso ha tenido el honor de armar olimpiadas e importantes concursos internacionales. Esta era la razón por la que el trazado era dificultoso, sobretodo porque las distancias eran sumamente cortas y a mí se me complicaba más porque mi caballo es de batida amplia. No obstante mi primer recorrido fue bueno, boté tres vallas y quedé alistada para la siguiente ronda. Varios hicieron numerosas faltas. Sólo un jinete pasó con cero faltas. El siguiente recorrido lo realicé con mayor desenvoltura y boté dos vallas nomás. Por la tarde nos dieron los resultados y logré clasificar a la final que había de realizarse el domingo. Por este motivo el viernes en la noche pudimos salir a un restaurante bar muy conocido llamado “Andrés carne de res”. Es un lugar completamente distinto a cualquier bar en el Perú, ya que en cada metro cuadrado había una decoración distinta y recargada de una manera creativa. Como era tan grande, había pistas de baile para cada zona. Además había varias personas disfrazadas, como brujas que se pasaban de mesa en mesa cantándole el happy birthday a un integrante de cada una al son de un coro de charros mexicanos. El sábado fue la final de mi prima Miranda que saltaba la categoría de pre juvenil, donde obtuvo el noveno puesto. El domingo 11 de octubre fue mi final. Yo había calentado de lo más bien, pero se demoraron en empezar la prueba, e incluso cuando me llamó a la pista el encargado de abrir la puerta no me dejaba entrar, ya que no había recibido la orden de su superiora que andaba distraída. Por lo tanto entré con el caballo frío y en el segundo salto por irme muy abajo se rehusó. Lo hice pasar, pero ya después de una rehusada uno pierde la concentración y el manejo que se tiene al caballo. Por lo que llegué hasta el obstáculo seis donde me llegó un pique cerca, aunque posible, pero el caballo ya no quiso saltar más. A pesar de todo quedé dentro de las diez primeras y fue una experiencia linda ya que uno comparte con personas de diferentes países y tuve la oportunidad de participar en un concurso internacional de otro nivel, saltando una altura mucho más alta de lo que saltaba en Lima. Finalmente los tres últimos días, lunes 12 y martes 13, sirvieron para arreglar los problemas en cuanto al regreso de los caballos a Perú, realizar compras y en algunos casos quedarnos a ver películas a causa de la lluvia. Finalmente nos regresamos el miércoles 14 de octubre en la mañana, en un vuelo cómodo de Lan y fuimos a descansar a la casa para recuperarnos del viaje y empezar nuevamente el colegio al día siguiente.
Por: Vania Diez Canseco (5C #15)
Llegamos a Bogotá, capital de Colombia el martes seis de octubre del 2009. Fuimos directamente al club Bacatá para que pueda trabajar el caballo y darle un par de saltos, ya que al día siguiente era la prueba de ambientación. Por la noche llegamos a la casa de Jorge Ramos, amigo cercano de mi padre que nos alojó en su departamento. Disfrutamos de un sabroso lomo saltado y nos acostamos temprano para descansar y recuperarnos del trajín del viaje. Al día siguiente fue mi prueba de ambientación con una altura máxima de 1.30. Eran ocho saltos, incluyendo la fosa, que se podían ejecutar de manera opcional por un periodo de noventa minutos. En general hice un buen recorrido, solamente derribé una valla y el caballo quedó listo para el campeonato. Al día siguiente, jueves 7 de octubre, empezó el Campeonato Internacional Juvenil con una altura máxima de 1.35. El mismo día se realizó el desfile de inauguración con las delegaciones de los diversos países. Participaron Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Chile y Brasil. Luego empezó la prueba donde boté dos obstáculos, pero con un buen performance. El siguiente día, viernes 8 de octubre, era la prueba de dos recorridos igualmente armados. Este recorrido contemplaba una altura máxima de 1.40. Era la primera vez que yo saltaba una prueba a esta altura con mi caballo ya que en Lima yo solía saltar a una altura máxima de 1.25. Además el armador era nada más y nada menos que Mauricio Guevara, un importante personaje representante de numerosos torneos FEI que incluso ha tenido el honor de armar olimpiadas e importantes concursos internacionales. Esta era la razón por la que el trazado era dificultoso, sobretodo porque las distancias eran sumamente cortas y a mí se me complicaba más porque mi caballo es de batida amplia. No obstante mi primer recorrido fue bueno, boté tres vallas y quedé alistada para la siguiente ronda. Varios hicieron numerosas faltas. Sólo un jinete pasó con cero faltas. El siguiente recorrido lo realicé con mayor desenvoltura y boté dos vallas nomás. Por la tarde nos dieron los resultados y logré clasificar a la final que había de realizarse el domingo. Por este motivo el viernes en la noche pudimos salir a un restaurante bar muy conocido llamado “Andrés carne de res”. Es un lugar completamente distinto a cualquier bar en el Perú, ya que en cada metro cuadrado había una decoración distinta y recargada de una manera creativa. Como era tan grande, había pistas de baile para cada zona. Además había varias personas disfrazadas, como brujas que se pasaban de mesa en mesa cantándole el happy birthday a un integrante de cada una al son de un coro de charros mexicanos. El sábado fue la final de mi prima Miranda que saltaba la categoría de pre juvenil, donde obtuvo el noveno puesto. El domingo 11 de octubre fue mi final. Yo había calentado de lo más bien, pero se demoraron en empezar la prueba, e incluso cuando me llamó a la pista el encargado de abrir la puerta no me dejaba entrar, ya que no había recibido la orden de su superiora que andaba distraída. Por lo tanto entré con el caballo frío y en el segundo salto por irme muy abajo se rehusó. Lo hice pasar, pero ya después de una rehusada uno pierde la concentración y el manejo que se tiene al caballo. Por lo que llegué hasta el obstáculo seis donde me llegó un pique cerca, aunque posible, pero el caballo ya no quiso saltar más. A pesar de todo quedé dentro de las diez primeras y fue una experiencia linda ya que uno comparte con personas de diferentes países y tuve la oportunidad de participar en un concurso internacional de otro nivel, saltando una altura mucho más alta de lo que saltaba en Lima. Finalmente los tres últimos días, lunes 12 y martes 13, sirvieron para arreglar los problemas en cuanto al regreso de los caballos a Perú, realizar compras y en algunos casos quedarnos a ver películas a causa de la lluvia. Finalmente nos regresamos el miércoles 14 de octubre en la mañana, en un vuelo cómodo de Lan y fuimos a descansar a la casa para recuperarnos del viaje y empezar nuevamente el colegio al día siguiente.
(tomado de revista boston 96)
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